“Cada niña que murió” es una novela de suspenso de la escritora española Marta Martín Girón. Esta obra explora la mente de un asesino y la motivación detrás de sus crímenes. La trama gira en torno a unas niñas inocentes que se convierten en las víctimas del asesino en serie.
Resumen de la trama
La protagonista de la novela es una psicóloga forense llamada Ana Arén. Ana es contratada por la policía local para trabajar en un caso de asesinato en serie. Las víctimas son niñas de once años que han sido violadas y estranguladas.
Durante la investigación, Ana trabaja con el inspector jefe de policía, Manuel Álvarez. Juntos, intentan desentrañar la identidad del asesino y su posible motivación. A medida que avanzan en la investigación, descubren que el asesino parece tener una obsesión particular con las niñas.
La trama se torna cada vez más tensa a medida que Ana se involucra emocionalmente con el caso. Además, su propia hija se convierte en un posible blanco del asesino. En última instancia, Ana debe tomar una decisión difícil para salvar a su hija y a las futuras víctimas.
Explorando la mente del asesino
Una de las mayores fortalezas de “Cada niña que murió” es la exploración de la mente del asesino en serie. Martínez Girón se adentra en la psicología de este individuo enfermo y presenta una imagen detallada de su motivación y su mundo interior.
La autora no romantiza ni justifica las acciones del asesino, sino que trata de entender qué lo llevó a actuar de esa manera. La novela ofrece una reflexión seria sobre la naturaleza humana y la forma en que el trauma puede afectar el comportamiento de una persona.
La lucha de una madre
Otro aspecto destacado de la novela es la lucha de la protagonista, Ana, como madre. Ella debe equilibrar su trabajo en el caso y su responsabilidad como madre soltera. A lo largo de la novela, Ana debe enfrentarse a sus propios miedos y proteger a su hija del peligro inminente.
Este conflicto interno agrega una capa realista y emocional a la trama, lo que hace que los lectores se identifiquen con la lucha de Ana. Además, la relación entre madre e hija es presentada de manera auténtica y sentida, lo que hace que la situación sea aún más angustiosa y emocional.
Una novela de suspenso emocional
“Cada niña que murió” es una novela de suspenso emocional que mantiene a los lectores en vilo hasta el final. La autora combina habilidosamente la exploración psicológica con una trama de suspenso para crear una obra que apela tanto a la mente como al corazón.
El clímax de la novela es especialmente emocionante, ya que Ana debe tomar una decisión difícil para salvar a su hija. La intensidad de la situación se siente de manera palpable, lo que hace que la resolución sea aún más satisfactoria para los lectores.
Conclusión
“Cada niña que murió” es una novela de suspenso bien escrita y con temas conmovedores. La exploración psicológica del asesino y la lucha emocional de la protagonista, Ana, hacen que la trama sea rica y emotiva.
La obra es una reflexión honesta sobre la naturaleza humana y cómo el trauma puede afectar el comportamiento de una persona. Si estás buscando una novela de suspenso emocional y bien escrita, “Cada niña que murió” es una gran opción.
Raquel García
Raquel es licenciada en Periodismo en la UCM. Desde pequeña, ha sido una ávida lectora y siempre ha disfrutado de sumergirse en mundos imaginarios a través de las páginas de un libro. Además, le encanta explorar nuevos lugares y culturas, y ha tenido la oportunidad de viajar a varios países en diferentes continentes. Actualmente, trabaja como redactora web y sigue descubriendo nuevos libros y lugares fascinantes.