Cuando Cardan era joven, solía escapar de su hogar para explorar el mundo de Faerie. Durante sus expediciones, se encontraba con distintos seres mágicos, algunos amigables y otros peligrosos. Sin embargo, siempre se sentía vivo al interactuar con ellos. Cardan descubría que Faerie era un lugar fascinante y lleno de secretos.
Un día, Cardan entró en contacto con uno de los reyes más poderosos de Faerie, quien le enseñó las habilidades que todo príncipe debe tener. De esta forma, Cardan aprendió a luchar, a engañar y a gobernar. Sin embargo, ser parte de la familia real no era fácil, y el joven príncipe fue víctima de burlas y humillaciones constantes from his own family and peers.
Esta experiencia le enseñó a ser cruel y despiadado. De repente, Cardan encontró placer en lastimar a otros y convertirse en el poderoso en lugar de la víctima.
La crueldad y el poder se convirtieron en dos de las máximas prioridades de Cardan en su vida adulta. Su reino estaba lleno de peligros, trolls, ladrones y criaturas de todo tipo, por lo que su principal objetivo era mantener el control a cualquier costo.
Muchos habitantes de Elfhame no entendían cómo el hijo de la reina más querida del reino podía ser tan cruel. Pero para Cardan, ser vulnerable era peligroso, y ser amable significaba ser débil.
Como la mayoría de los gobernantes, Cardan también tenía sus secretos. Una de sus mayores debilidades era una chica mortal que solía ir a Faerie para escapar de los problemas de su vida. Juntos, Cardan y la mortal vivieron una historia de amor prohibida, una que pondría el reino en peligro si alguien descubriera la verdad.
Poco a poco, Cardan se dio cuenta de que los cuentos de hadas no existen en la vida real. Se hizo frío y distante, enfocado únicamente en el poder y la supervivencia. Su amor por la mortal se convirtió en una obsesión, y aunque sabía que no podía tenerla, tampoco podía vivir sin ella.
Así es como el joven príncipe aprendió a odiar los cuentos. Para él, la vida real no era para los débiles ni para los tímidos. Solo aquellos que eran implacables y crueles podían sobrevivir en un mundo como Faerie.