Adela comenzó su día de la peor manera y es que la chica neoyorquina de ascendencia cubana recibió una llamada de su madre, la cual no le llamaba desde que ella se mudó a Miami, y es que la mujer quiere reclamar el hecho de que viva con Marcus, un habanero que recién llegó a Estados Unidos y el cual le habló sobre su pasado en cuba, donde los dos convivieron hace veinticinco años que ella era muy pequeña. Cuando Adela hablaba con su madre tomó en sus manos la fotografía que Marcus le mostró, la cual se tomó el último día que estuvieron juntos y entonces vio un rostro familiar y de inmediato bajo sus pies se abrió un abismo oscuro y profundo en el que le esperan miles de sorpresas más.