Yaiza sabía lo que quería para su futuro, pero de pronto el destino le jugó una mala broma y cuando estaba a punto de tocar fondo su amiga Andrea la llevó sin previo aviso a un casting y en cuestión de días ya era una inexperta ama castigadora, pero sin dudas una muy atractiva.
Poco a poco se va dando cuenta de que la necesidad de tener una buena vida te llevan a hacer cosas que no deseas, pero tienes que hacer sacrificios para disfrutar, sin embargo, no todo es malo, pues algunas de las descabelladas ideas de sus clientes y sus fantasías eróticas dan pie a un sin fin de situaciones llenas de risas y diversión.