Un hombre sordo y deficiente que trabaja en una tintorería del vecindario del comisario Brunetti aparece muerto por una sobredosis de pastillas. El incidente sobrecoge a la esposa del comisario, Paola, pues repara por primera vez en un hombre que por su condición había pasado totalmente desapercibido. La inquietud y el sentimiento de culpabilidad de Paola por su propio desinterés y el hecho de que haya muy pocos precedentes de suicidas con minusvalías psíquicas hacen que Brunetti se ponga en marcha. Lo que comienza como una simple pesquisa para satisfacer su curiosidad termina convirtiéndose en una compleja investigación, en la que se vuelca toda la comisaría cuando nuestro protagonista descubre que el fallecido no figura en ningún registro y que todo aquel con el que habla tiene algo que ocultar.