Descargar Els crits – Víctor Recort

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Formatos: PDF, EPUB, MOBI

Els crits, de Víctor Recort, es presenta como una apuesta contundente dentro del género de la novela contemporánea con tintes de noir y sátira mediática. Más allá de cualquier consulta práctica sobre cómo descargar libro Els crits en epub, pdf o mobi o si es posible leer online Els crits, lo que realmente importa es la experiencia de una historia que hurga en los excesos de la televisión basura y en la degradación moral de quienes vivieron de convertir el escándalo en espectáculo. Esta obra levanta un espejo incómodo: el de un mundo que ya no existe del mismo modo, pero cuyo eco persiste en la cultura popular, las tertulias y la forma en que consumimos la fama y la infamia.

La premisa es brutal y, a la vez, quirúrgicamente precisa: tres antiguos reyes del prime time, Eloi, Milà y Coco, se reencuentran, muchos años después de su apogeo, para ejecutar un último encargo: deshacerse del cadáver de la llamada “nena tomàquet”. Ese punto de partida, casi un chispazo de crónica negra, pone en marcha una maquinaria narrativa donde las relaciones tóxicas, la memoria tergiversada y la culpa se entrelazan con la crítica social. En ese territorio, Víctor Recort retuerce códigos del periodismo —la columna de opinión, la crónica de sucesos— para darles una lectura literaria que, sin renunciar al entretenimiento, incomoda por la lucidez con la que retrata la caída.

Lo que distingue a Els crits no es solo la trama, sino el modo en que la voz narrativa convoca el ruido y las furias de otra época. Los gritos del título no son únicamente los que bramaban sus protagonistas en el plató; son también los retumbos de un sistema que convertía la humillación ajena en moneda de cambio. El resultado es un relato veloz, juguetón y sin frenos, que invita a leer más allá de la superficie de la anécdota y a interrogar la herencia cultural de aquel espectáculo.

Resumen de Els crits

Para ofrecer un resumen completo de Els crits conviene partir de su motor emocional: tres figuras del pasado de la telebasura —Eloi, Milà y Coco— vuelven a coincidir después de haber gozado de cuotas de pantalla y sueldos estratosféricos en tiempos de polémicas diarias. La novela los sitúa ante un desafío que pulveriza la nostalgia: un encargo inconfesable que implica deshacerse de un cadáver, la célebre “nena tomàquet”. En esa premisa se condensa una historia de ascenso y derrumbe, de excitación mediática convertida en silencio culpable, y de la forma en que la fama, cuando se apaga, deja al descubierto las cicatrices que encubrían las luces del plató.

En esta lectura, la progresión narrativa alterna momentos de acción tensa con segmentos que evocan el estilo de la columna de opinión y la crónica de sucesos. Recort usa estas voces para explorar cómo se fabricaban personajes, cómo se construían villanos y víctimas, y cómo, a fuerza de repetir titulares, la realidad quedaba reducida a caricatura. La novela, sin embargo, se mantiene ágil: cada capítulo empuja a la compulsión, a pasar página con la curiosidad electrizada de quien asiste a un directo que se descontrola.

El contexto no es un simple decorado: la teleporquería no aparece solo como escenario, sino como matriz ética de los protagonistas. Los tres excolaboradores, convertidos en mercenarios del ruido, prosperaron a base de fabricar escándalos; ahora, en la madurez, deben confrontar lo que quedaron debiendo a sus propias conciencias. La novela articula esa tensión como un viaje nocturno por los rincones menos amables de la ciudad y por los repliegues mentales de quienes ya no saben distinguir su yo real del personaje que un día interpretaron con éxito.

Aunque el libro juega con la estética del noir, su apuesta es también formal: en su arquitectura se filtran las cadencias de un editorial, la sintaxis de una noticia y el vértigo de la exclusiva. Esa mezcla no suena a collage, sino a polifonía. El lector reconoce el ritmo de la hemeroteca y, al mismo tiempo, la vibración ficticia de una trama que se acelera hacia un callejón sin salida moral. Tal cruce de géneros aporta una textura singular, una especie de “realismo mediático” que dota de densidad a la historia.

En paralelo, los secundarios —productores, tertulianos caídos, fans desilusionados, periodistas de sucesos— dibujan un ecosistema donde la lealtad se negocia y las amistades dependen de la audiencia. El tejido social que envuelve a Eloi, Milà y Coco está hecho de favores y deudas. Entre llamadas clandestinas, encuentros en aparcamientos y recuerdos que vuelven en forma de titulares, la trama avanza hacia un clímax que no necesita giros artificiosos: basta con la lógica de los propios personajes, acorralados por un pasado que se niega a morir.

Este resumen completo no pretende revelar más de lo necesario. Lo esencial es entender que la lectura no se agota en el misterio alrededor de la “nena tomàquet”: la novela también pregunta qué se queda fuera del encuadre, qué parte de la violencia se edita para volverla consumible, qué precio pagan quienes ponen la cara —y la voz— para sostener el espectáculo. En ese sentido, Els crits funciona como un espejo deformante que devuelve, capítulo a capítulo, los gestos y los vicios de una época.

Vale destacar que esa apuesta expresiva, pensada para incitar al lector a seguir, también traza la curva emocional de personajes que intentan recomponer sus biografías. Sin moralinas, sin sermones, la narración arma un rompecabezas de decisiones pequeñas —un comentario a destiempo, una traición mínima, una complicidad más— hasta que el conjunto revela su silueta trágica. Allí, la tensión del noir convive con una mirada irónica y a ratos tierna hacia la fragilidad de quienes, en su día, parecían invencibles.

Es una novela pensada para una lectura intensa, de esas que se consumen con rapidez y luego exigen una pausa para digerir. Ya sea en papel o en formato epub y pdf, su ritmo y su textura periodística la vuelven idónea para quienes disfrutan con relatos que cruzan géneros sin pedir permiso, apuntando con precisión a una sensibilidad contemporánea que conoce, al dedillo, la lógica del plató.

Sinopsis de Els crits

Si uno se atiene a la sinopsis oficial de Els crits, la obra presenta a tres exestrellas de la teleporquería —Eloi, Milà y Coco— que, tras años de silencio y decadencia, vuelven a reunirse por un último encargo: hacer desaparecer el cadáver de la “nena tomàquet”. La proposición, tan gráfica como perturbadora, sirve para tensar la cuerda entre lo que fueron —gigantes de la nocturnidad catódica— y lo que son —hombres con una reputación hecha jirones y una necesidad urgente de dinero, redención o, al menos, una salida—.

El argumento de la novela Els crits se despliega como una cadena de decisiones en tiempo casi real: contactos del pasado activados a regañadientes, favores comprados a base de silencios, trayectos nocturnos entre polígonos, estudios vacíos y habitaciones donde vuelven a escucharse ecos de antiguas broncas televisivas. La trama crea un tablero asediado por la prisa, en el que cada gesto añade presión a una olla que ya estaba al límite.

Dentro de esa progresión, la “nena tomàquet” opera como símbolo y como enigma. Símbolo, porque condensa el grotesco del espectáculo —nombres ridículos, personajes convertidos en mercancía—; enigma, porque su cadáver es un misterio a resolver y, a la vez, un espejo de la culpa colectiva. A cada paso, los protagonistas descubren que ya no controlan el relato como antes: la realidad no se deja editar, los hechos no acatan un guion y los micrófonos ahora recogen la respiración entrecortada de quienes evitaron oír la propia conciencia.

Aunque el plan inicial parezca sencillo —cumplir el encargo y desaparecer—, la sinopsis oficial de Els crits sugiere que nada sale según lo previsto. Todo se contamina: el miedo, la memoria, el cálculo de riesgos, la tentación de aprovechar la crisis para recuperar minutos de gloria o, al contrario, para borrar huellas a cualquier precio. Lo que sigue es una carrera en la que cada atajo abre una nueva trampa, y en la que las viejas alianzas se revelan inútiles ante la rudeza de la situación.

La tensión se alimenta, además, de una atmósfera moral inhóspita. El mundo de fondo —programas que hacían de la humillación un deporte— reaparece como un cementerio de anécdotas amargas. El argumento de la novela Els crits, sin embargo, se mantiene pegado al presente: no hay complacencia en la nostalgia, sino una constatación de que la caída no siempre enseña, y de que la dignidad es un lujo cuando todo se ha negociado en el mercado del ruido.

Ese itinerario conduce a encuentros con figuras que conocen demasiado: periodistas de sucesos que leen entre líneas, técnicos que recuerdan los silencios de micrófonos abiertos, productores que manejan agendas alternativas. Cada cruce aporta un riesgo y una pista. Los protagonistas, que en otro tiempo vencían a base de gritar más fuerte, se ven obligados a bajar la voz para escuchar lo que no querían oír: que su relato ya no les pertenece.

Así, sin trucos de prestidigitador, la trama avanza hacia un cierre que tiene la contundencia de lo inevitable. No se trata de sorprender con artificios, sino de desembocar en la consecuencia natural de todo lo vivido: cuando el espectáculo termina, las cuentas pendientes no se esfuman con los aplausos. En Els crits, esas cuentas adquieren el peso de la materia: un cuerpo, un encargo, unas manos manchadas por elección y por omisión.

Opinión personal sobre Els crits

Esta reseña de Els crits parte de un entusiasmo medido: es una obra que, sin buscar la complacencia, entrega una experiencia narrativa poderosa. La llamada “opinión literaria” que despierta el texto se nutre de su doble condición: es, a la vez, un thriller de consecuencias y una sátira de modales afilados sobre la cultura del espectáculo. Ese cruce funciona porque el estilo de Víctor Recort no se conforma con la mimesis de los formatos periodísticos; los tamiza con una voz juguetona, irónica, capaz de sostener la tensión sin perder la sonrisa torcida que desenmascara el teatro mediático.

La “crítica del libro” no puede obviar el riesgo formal: intercalar cadencias de columna de opinión con latidos de crónica policial podría haber resultado un artificio; en cambio, aquí suma capas de significado. La alternancia deja ver cómo los personajes, durante años, tradujeron la realidad a titulares: aprendieron a simplificar, a exagerar, a moldear. Cuando esa gramática deja de funcionar, la narrativa se vuelve un espejo desarmante. Es en ese momento cuando la novela revela su pulso: hay vértigo, sí, pero también una compasión seca hacia quienes han vivido de performar la indignación.

En términos de género, Els crits dialoga con el noir urbano y con ciertas tradiciones de la sátira mediática que han explorado la relación entre fama, violencia y espectáculo. Comparte con ese linaje el ritmo vertiginoso, la atención al detalle social y la conciencia de que la ciudad es también un decorado moral. Al mismo tiempo, mantiene un aire singular, marcado por la torsión lúdica del lenguaje y por la dosificación muy calculada de la información, que evita los subrayados y confía en la inteligencia del lector.

Los personajes se sostienen no por su heroicidad, sino por su falibilidad. Eloi, Milà y Coco no son cínicos de cartón piedra; están trabajados desde la contradicción: la tentación de vender el alma de nuevo, el rescoldo de una culpa que no termina de apagarse, la costumbre de negociar la verdad según la conveniencia del momento. Esta densidad psicológica, sin convertir la lectura en un tratado, eleva la tensión: cada gesto se siente cargado de consecuencias, porque no surge de un arrebato gratuito, sino de una historia personal que los arrastra.

Uno de los aciertos más notables reside en el modo en que la novela maneja el tiempo y el espacio. La noche, los trayectos en coche, los márgenes de la ciudad, las salas donde se respiró el humo de la fama: todo configura un escenario reconocible, casi táctil, que refuerza la idea de “viaje al límite”. Esa fisicidad evita la abstracción moralista y vuelve cada decisión concreta, medible, inevitable. El ritmo, por su parte, tiene algo de programa en directo: nada sobra, nada parece casual; incluso las pausas se sienten como anticipos de un corte publicitario que no termina de llegar.

La sátira, por último, no degrada a los personajes; desnuda el sistema. Hay humor negro, sí, pero nunca burla fácil. La risa surge, en todo caso, del reconocimiento: todos hemos sido espectadores, en mayor o menor medida, de esa maquinaria que convierte la intimidad ajena en combustible para la audiencia. En ese sentido, la novela no golpea solo a un tiempo pasado; invita a pensar en los mecanismos actuales, en los formatos que heredaron aquellas lógicas y las reempaquetaron para nuevas pantallas.

¿Hay fisuras? Más que defectos, hay decisiones de autor que pueden no complacer a todo el mundo. Quien busque una trama policial clásica, con investigación paso a paso, quizá eche de menos un procedimiento más convencional. Quien prefiera un relato puramente satírico, podría encontrar excesiva la oscuridad del noir. Para esta reseña de Els crits, sin embargo, esa tensión es mérito, no lastre: es justo lo que mantiene viva la combustión del texto, lo que lo aleja de la fórmula y lo acerca a una experiencia de lectura memorable.

En conjunto, la opinión literaria es clara: Els crits sobresale por su voz, por su ambición y por la precisión con que observa las ruinas de un ecosistema mediático al que no se le suelen pedir cuentas. Es una obra que se lee con prisa y se recuerda con lentitud, y que invita a conversar, a debatir, a matizar —como ocurre con los libros que dejan marca.

Conclusión y recomendación de lectura

Els crits es una apuesta sólida para lectores que disfrutan del cruce entre el noir y la crítica social, para quienes buscan una trama que avanza sin tregua y, a la vez, un retrato lúcido de la cultura del espectáculo. Recomendable para fans de las novelas que interrogan nuestra relación con los medios, para quienes aprecian el humor negro bien administrado y para quienes encuentran placer en la prosa que juega con registros periodísticos sin perder densidad literaria. Adecuado para clubes de lectura que deseen discutir la responsabilidad ética del entretenimiento y, también, para lectores que prefieran una experiencia intensa en digital o en papel, sin importar si leen rápido o prefieren saborear los matices. Si se aborda como thriller, funciona; si se aborda como sátira, también; pero su mejor lectura surge cuando se acepta que es ambas cosas, un retrato feroz y humano de un mundo que se apagó, aunque sus ecos sigan, tercos, resonando.



Raquel es licenciada en Periodismo en la UCM. Desde pequeña, ha sido una ávida lectora y siempre ha disfrutado de sumergirse en mundos imaginarios a través de las páginas de un libro. Además, le encanta explorar nuevos lugares y culturas, y ha tenido la oportunidad de viajar a varios países en diferentes continentes. Actualmente, trabaja como redactora web y sigue descubriendo nuevos libros y lugares fascinantes.