Descargar Los palacios distantes – Abilio Estévez

Resumen de “Los palacios distantes”

La novela “Los palacios distantes” de Abilio Estévez nos transporta a La Habana en una era precaria, cerca del cambio de milenio. Victorio, el protagonista de aproximadamente cuarenta años, se enfrenta a una crisis de vivienda al ser expulsado de su apartamento justo antes de que colapse. Sin un techo bajo el cual refugiarse y sin apenas recursos, la vida de Victorio es la encarnación de la desolación y la desesperanza. En su deambular por las calles de la capital cubana, su camino se cruza con el de Salma, una `jinetera´ joven y perseguida por un proxeneta que la acosa tanto por su belleza como por su crueldad. Los dos individuos se ven forzados a buscar refugio para escapar de la amenaza constante y las dificultades que les aquejan.

En medio de su huida, encuentran las ruinas de un antiguo teatro, un lugar que semeja haber sido olvidado por el tiempo y la sociedad. Este teatro abandonado se torna en su nuevo hogar gracias a la hospitalidad de un viejo funambulista y payaso, un personaje excéntrico que parecer haber encontrado su vocación actuando en espacios públicos. Este singular personaje vive su arte como un sacerdote vive su fe, entregando su corazón a la risa y tratando de disipar la monotonía y el hastío de sus compatriotas cubanos a través de la maravilla y una escenificación cruda pero sincera de la belleza.

Bajo el techo de este palacio en decadencia, tanto Victorio como Salma comienzan a descubrir que quizás el destino les tenía reservado encontrar no solo refugio, sino también un propósito. El viejo payaso los toma bajo su tutela, aspirando a enseñarles más que el arte de la risa, deseando inculcarles una misión mucho más grande: libertar a su pueblo de la fatiga espiritual con la ayuda de la estética y la sorpresa.

Sinopsis de “Los palacios distantes”

“Los palacios distantes” nos sumerge en la lucha continua y a menudo invisible de mantener la dignidad y la esperanza en circunstancias difíciles. La historia sigue a Victorio, un habitante de La Habana que ha perdido su hogar, representando a muchos en una ciudad donde la amenaza de derrumbes está siempre presente. La situación de Victorio es un espejo de la lucha humana ante la adversidad y la pérdida, con un énfasis particular en la situación política y social de la Cuba pos-soviética.

Durante su odisea urbana, el encuentro de Victorio con Salma aporta un matiz de unidad en medio de la desesperación. Salma, amenazada por un proxeneta que la persigue implacablemente, encuentra en Victorio a un improbable compañero en el duelo de la marginalidad. Unidos por su miseria compartida, su búsqueda los lleva a un refugio imprevisto: las sobras de un teatro que ha escuchado aplausos y ovaciones en el pasado, pero que ahora yace en silencio y olvido.

Es ante este contexto donde conocen al inolvidable viejo payaso, personaje que desempeña un rol paternal y de mentor para ambos. A través de la magia todavía incandescente del teatro, el viejo artista desea revivir un sentido de comunidad y pertenencia, haciendo uso del arte como el último refugio contra la desesperanza que ahoga a la sociedad cubana. Victorio y Salma son arrastrados a este mundo de fantasía subversiva, en donde la risa es un acto casi revolucionario.

La sinopsis de “Los palacios distantes” encapsula la lucha diaria de personajes que buscan la redención y un sentido de pertenencia en los lugares más inesperados. Es una oda al poder transformador del arte y la comunidad, una narrativa que teje juntos la melancolía de lo que se ha perdido y la persistente búsqueda de la belleza y el asombro en un mundo a menudo oscurecido por la aflicción y el pesimismo.

Opinión personal sobre “Los palacios distantes”

“Los palacios distantes” es una obra que captura el alma de La Habana con sus paradojas y su poesía cotidiana. Abilio Estévez nos ofrece un relato que es tanto un duro reflejo de la realidad como un suave susurro de lo que podría ser. La historia de la ciudad y de sus habitantes está pintada con un realismo que no duda en mostrar la dureza de la vida, y al mismo tiempo, rebelarse contra ella mediante la belleza del arte y la comedia.

La figura de Victorio es particularmente conmovedora, pues su desesperacion y su resignada búsqueda de un lugar en el mundo es algo con lo que el lector puede empatizar fácilmente. Salma, por su parte, representa una juventud que es a la vez vulnerable y resiliente, dispuesta a enfrentarse a las sombras de su entorno con la esperanza de encontrar algo mejor. Juntos, sus personajes despiertan una mezcla de compasión y admiración.

La inclusión del misterioso viejo payaso es un toque de genialidad en la narrativa. A través de él, Estévez logra subrayar la importancia del arte como medio de expresión y escape, mostrando que incluso en las circunstancias más sombrías puede existir la posibilidad de trascender mediante la creatividad y el espíritu comunitario.

La narración es lírica y llena de imágenes que evocan tanto la desolación como destellos de un pasado más glorioso. Estévez emplea La Habana como un personaje más, uno repleto de heridas pero también de una historia rica y un potencial para la belleza. Su habilidad para entretejer la trama con el paisaje urbano y cultural de Cuba es un punto fuerte de la novela.

Por otro lado, uno podría argumentar que la vida en La Habana presentada en la novela es tan solo una cara de la moneda, y que podrían explorarse más profundamente otras facetas de la experiencia cubana. No obstante, esta elección narrativa no disminuye la potencia del mensaje central del libro: la resiliencia humana y la capacidad del arte para reconectar a las personas con su humanidad y su comunidad.

En última instancia, “Los palacios distantes” es una invitación a reflexionar sobre los valores que mantenemos cuando todo lo demás parece perdido y sobre cómo el arte puede servir como un medio para redescubrir y reinventar no solo a nosotros mismos, sino también el mundo que nos rodea. La novela es un testimonio conmovedor y esperanzador de que, incluso en los momentos más oscuros, hay lugares y personas que pueden convertirse en nuestros “palacios distantes” cuando apostamos por la belleza en medio de la ruina. Abilio Estévez, con esta obra, logra recordar al lector la importancia de la magia, el asombro y la risa, incluso cuando parecen ser los recursos más escasos.