El régimen franquista es recordado por su uso despiadado del trabajo esclavo, convirtiendo la represión política en explotación económica. Uno de los mayores ejemplos de esto fue el Canal de los Presos del Bajo Guadalquivir. En esta obra monumental, donde trabajaron miles de presos junto con sus familias en poblados improvisados, se revela la cruel realidad del sistema. A través de testimonios de supervivientes, este libro reconstruye la vida cotidiana de los campos de trabajo, incluyendo el trabajo, la humillación, los malos tratos, la corrupción, las fugas y el papel de las mujeres en la recuperación del tejido social.
Uno de los aspectos peor conocidos del franquismo es el uso del trabajo esclavo como medio de represión política y explotación económica. Miles de personas se vieron obligadas a trabajar en condiciones inhumanas en proyectos tan colosales como la construcción del Canal de los Presos del Bajo Guadalquivir, el cual se extendió por más de 20 años, desde 1940 hasta 1962.
El engaño fue la tónica que utilizó el régimen franquista para reclutar a los presos que trabajaron en este canal. A quienes cumplían condena se les ofrecía la posibilidad de reducir su tiempo de prisión a cambio de trabajar en el canal, y a quienes no habían sido sentenciados les prometían la libertad a cambio de colaborar en la construcción.
Pero a medida que los presos llegaban al canal, se daban cuenta de que no había libertad. Ellos y sus familias eran instalados en poblados improvisados, rodeados de alambre de púas y vigilados por soldados armados. La vida en el canal significaba vivir en condiciones inhumanas, con poca comida y agua, mientras trabajaban en tareas agotadoras bajo el sol ardiente del sur de España. Los presos eran obligados a trabajar largas jornadas, a menudo 18 horas al día, y sin días de descanso. Como resultado, muchos presos sufrieron lesiones irreparables o murieron debido a la fatiga, la exposición y la falta de atención médica adecuada.
La investigación que se presenta en este libro destapa la cruel realidad del Canal de los Presos. Además de los testimonios de los supervivientes, se han recopilado datos históricos relevantes y se han utilizado registros gubernamentales y judiciales para reconstruir la vida de los presos. Uno de los aspectos más impresionantes del libro es la descripción detallada de la vida cotidiana en los campos de trabajo, incluyendo el papel de las mujeres en la recuperación del tejido social y las terribles consecuencias de intentar escapar o denunciar las condiciones de trabajo.
Las mujeres fueron una parte fundamental de la vida en el canal. A menudo, eran las encargadas de cuidar de las familias y de sostener la vida en el poblado de trabajadores. También eran las encargadas de organizar las huelgas y las protestas pacíficas en contra de las condiciones de vida y trabajo en el canal. Sin su labor, el tejido social se habría roto completamente. Pero a pesar de su importancia, a menudo se las ignoraba y se les negaba el reconocimiento de su papel en la lucha contra la explotación laboral.
La corrupción también fue un problema grave en el Canal de los Presos. Los funcionarios públicos y militares que supervisaban el canal se enriquecieron a costa de los presos y de los recursos destinados para el canal. Además, los presos menores de edad eran obligados a trabajar en la construcción del canal, violando las leyes internacionales que protegen a los niños de la explotación laboral.
En resumen, este libro es una obra monumental que revela la cruel realidad del trabajo esclavo durante el régimen franquista. A través de testimonios, registros históricos y datos gubernamentales, se describe la vida de los presos que participaron en la construcción del Canal de los Presos del Bajo Guadalquivir. Este canal se convirtió en símbolo de la explotación laboral y política del régimen franquista, y la lucha de los supervivientes y sus familias para ser reconocidos es un testimonio inspirador de su resistencia y determinación en contra de la opresión.