El 25 de agosto de 1974 la estrella de glam rock Lucas Bell, más conocido como el Rey Perdido, murió en trágicas circunstancias, dejando tras de sí un aura de leyenda.
Siete años después, en 1981, uno de sus más devotos seguidores es asesinado. En su cara, han marcado con sangre los símbolos con los que Bell aparecía maquillado en su último disco. El caso es asignado al inspector Henry Hobbes, un policía sobrio y metódico, pero odiado por sus compañeros, que lo responsabilizan de la muerte de un colega.
En un país sombrío gobernado férreamente por Margaret Thatcher, Hobbes se encamina hacia un submundo que ni siquiera podría llegar a imaginar.
Siete años después, en 1981, uno de sus más devotos seguidores es asesinado. En su cara, han marcado con sangre los símbolos con los que Bell aparecía maquillado en su último disco. El caso es asignado al inspector Henry Hobbes, un policía sobrio y metódico, pero odiado por sus compañeros, que lo responsabilizan de la muerte de un colega.
En un país sombrío gobernado férreamente por Margaret Thatcher, Hobbes se encamina hacia un submundo que ni siquiera podría llegar a imaginar.