Cuenta la leyenda (y protagonista de esta a odisea) que las chanzas de este sin par consigliere del rock and roll hunden sus raíces en las entrañas de un dormitorio sito en algún suburbio de la Nueva Jersey de principios de los sesenta y restriegan su inconcluso desenlace por algunos de los escenarios más atronadores del globo –no solo en la industria del entretenimiento sino también en materia de activismo– mostrando al universo mundo cómo el rock y el soul comparten la revolucionaria virtud y el gran poder de cambiar el mundo. El primer latido sísmico que sacude la conciencia del narrador acontece en el momento en que la devoción de Van Zandt por la iglesia bautista da paso una herética obsesión por el rock. Cuando apenas era un guitarrista imberbe, conoció a Bruce Springsteen, alma gemela, inadaptado, paria de ideas afines y un verdadero creyente que se convertiría en uno de sus mejores amigos y compañeros de armas. Y al atender al sobrenombre de Miami Steve, se le acusó, con fundamentos, de crear el sonido “Jersey Shore” con Southside Johnny & The Asbury Jukes y de catapultar a la E Street Band a las más altas cotas del rock and roll. A principios de los ochenta, la vida de Van Zandt daría un giro impactante cuando el destino reveló a este que tenía más planes para él que los brindados por el cómodo camino por el que transitaba hacia la fama y la fortuna comandando la E Street Band. Dejaría la banda y se transmutaría en un nuevo artista, en lo que iba a ser la primera de muchas otras transformaciones, y mientras el pequeño Steven se convertía en cantautor y agitador político, trasladaría sus inquietudes y desvelos a algunos de los lugares más conflictivos del orbe…