Joel, periodista, acaba de perder a su madre, María Vilalta, y acude al entierro junto con sus hermanos Ray y Victòria. Saúl Estrada, el padre, sentado en el banco de la iglesia donde se celebra la emotiva ceremonia para despedir a su esposa, está petrificado, como si le hubieran arrancado, una a una, todas las alegrías que ha ido acumulando a lo largo de su existencia. «La mujer de su vida» es la frase que Joel ha utilizado en la esquela del periódico, y eso es exactamente lo que María significaba para él.