Sean Cartwright ha conseguido un ascenso en la empresa para la que trabaja. Se ha mudado a Washington, con su esposa Sara y su hija Anne, y ahora vive en una casa enorme en la que cabe incluso un jardín con un laberinto de césped. Todo aquello se parece a la felicidad absoluta que muestran las publicidades. Sin embargo, poco a poco Sean se dará cuenta de que ha ingresado en otro tipo de laberinto, mucho más oscuro y tenebroso que el del jardín de su casa. Ignorará las primeras señales, hasta que los hechos lo obliguen a tomar consciencia de la situación. Sean se dará cuenta de que ha descuidado lo más valioso, y ha caído en las garras de seres perversos. Ahora, por el bien de su familia —y a la manera del mítico Teseo—, deberá combatir a su propio Minotauro. Laberinto se Sangre nos sumerge en el lado sórdido del mundo en que vivimos y a la vez es una novela trepidante, que con cada página crece en intensidad.