Milena Busquets es una autora que nos presenta en sus diarios una escritura de pinceladas impresionistas donde emergen la epifanía de lo cotidiano. Este diario, sin trampas ni cartón, sin falsos pudores y engoladas pompas. Escrito siguiendo la premisa de que uno escribe solo ante el peligro, sin autocomplacencia, para presentarse completamente despojado ante el mundo.
Asoman en estas páginas de su diario las mascarillas, pero sobre todo la vida: los hijos, los amores, las clases de yoga, las visitas al psiquiatra, los encuentros fortuitos, los paseos por el barrio, la escritura diaria como una gimnasia mental. También aparecen la seducción y el paso del tiempo, las disquisiciones sobre la verdadera elegancia, Proust, las lecciones literarias y vitales de Chéjov, la emoción hasta las lágrimas ante la celebración de la vida del West Side Story de Spielberg y un divertido listado de tipologías de lectores.
Siempre presente en su escritura, el amor es el gran tema de su diario: “En el amor nada es una pérdida de tiempo, todo sirve, la experiencia más banal, más absurda, más ridícula, más humillante, más dolorosa, sirve, nada cae nunca en saco roto. Es imposible perder el tiempo con el amor, enamorarse sirve siempre precisamente para lo contrario, para ganar tiempo.”
Milena Busquets prescinde de la linealidad en la narración de su diario, de forma precisa, en su justa medida, combina lo frívolo y lo profundo. Desde lo cotidiano y hasta lo aparentemente anodino, emergen epifanías donde se narra con vitalidad y una ironía inimitable lo genuinamente femenino de la ventana a la intimidad.