El Bruc es un municipio situado a los pies de Montserrat que puede considerarse como un palimpsesto. En él se pueden encontrar rituales chamánicos, la historia del tamborilero que derrotó a Napoleón en 1808, un alcalde que balbucea ante Franco y espárragos que avistan ovnis. Todo tiene cabida en este lugar, y el autor de esta obra, Esteban Feune de Colombi, un forastero apenas aterrizado, se rinde ante el ritmo biológico de la montaña y la vive desde sus estratos simbólicos y místicos, históricos y glocales.
El autor comparte su experiencia y aprendizajes mientras se adentra en la vida en El Bruc, un lugar en el que se puede acceder a una comprensión más profunda del mundo y de nosotros mismos al permitirnos vivir y observar la naturaleza. En este municipio parece que la vida fluye más lentamente, y esto permite a sus habitantes y visitantes estar más en sintonía con el ritmo del universo.
Los comentarios de Feune de Colombi a lo largo de la obra reflejan esa capacidad para encontrar la belleza en los detalles más sutiles y los momentos más simples. Por ejemplo, describe su primer encuentro con un aspersor, un encuentro que resultó mágico para él debido a la perspectiva desde la que lo observó, como si estuviera descubriendo algo nuevo e increíble.
Pero la obra no solo trata sobre la relación con la naturaleza, sino también sobre la historia del lugar. Feune de Colombi recoge y comparte las historias que escuchó durante su estancia en El Bruc, historias que nos permiten conocernos a nosotros mismos y a nuestro pasado de una manera más profunda.
Entre las historias que se relatan se encuentra la del tamborilero que derrotó a Napoleón en 1808. Se cree que el tamborilero tocaba tan alto y con tanta pasión que los soldados franceses pensaron que había un gran ejército esperándoles en la cima de la montaña y huyeron. Esta historia muestra la importancia del valor y el coraje en momentos de lucha y de adversidad.
Otra historia que se cuenta es la del exalcalde de El Bruc, que balbuceó ante Franco durante la Guerra Civil. Este momento refleja la complejidad de las relaciones políticas y cómo la gente lucha por lo que cree, incluso ante la presión de las circunstancias.
En definitiva, Limbos Terrestres es una obra en la que se reflexiona sobre la importancia de vivir en armonía con la naturaleza, así como sobre la historia y las historias que conforman las vidas de las personas. Es una invitación a bajar el ritmo, a renunciar al afán por buscar y a disfrutar de lo que hay a nuestro alrededor.