En ocasiones, nuestros vecinos pueden llegar a ser un auténtico dolor de cabeza. Y si no, que se lo pregunten a la protagonista de esta historia, que sufre las consecuencias de tener a Dean Evans como vecino de planta y compañero de piso.
Dean Evans no solo es un demonio que se dedica a fastidiarla en la cafetería de debajo de su casa, sino que además vive en la puerta de al lado. Es un encuentro constante que termina por resultar agotador para ella.
La situación se complica aún más cuando, por un descuido, el apartamento de Dean se incendia y termina convirtiéndose en su compañero de piso. Una convivencia que, desde el primer momento, resulta del todo insufrible.
La protagonista no sabe qué le impulsó a permitir que se quedara con ella. Tal vez fuera lástima. Lo que está claro es que no está enamorada ni de su encanto, ni de sus sonrisas sexys, ni de su rápido ingenio, ni de su dedicación a su cuerpo. En definitiva, ella es consciente de que Dean Evans es una auténtica tentación, pero no está dispuesta a caer en ella.
La relación entre ambos personajes es complicada, pero al mismo tiempo resulta fascinante. Existe una delgada línea entre el amor y el odio, y en este caso no está claro de qué lado se encuentra cada uno. Lo único evidente es que la convivencia entre ellos es insostenible y que cada encuentro entre los dos es una auténtica batalla.
En definitiva, “Mi insoportable vecino” es una historia llena de contrastes, que refleja una relación tormentosa entre dos personajes que se atraen y se repelen a partes iguales. Una historia que atrapa al lector desde el primer momento y que no deja de sorprender con cada giro que da.