A pesar de la diferencia de clases que los separaba Alban Beauchamp siempre tuvo muy claro que algún día Dorothy sería su mujer y ella misma juró que antes de partir a un destino más del que jamás regresó.
Tres años después y con el corazón roto, parece que las cosas han cambiado un poco para él, pero ahora está atado de pies y manos por culpa de una promesa que hizo a un villano peligroso y no le pide nada más a la vida que el tiempo pase rápido.
Dorothy ha renunciado a una vida de amor y felicidad para comprometerse con el pretendiente más adecuado, el coronel Kinsley, un caballero que está al tanto de su delicada salud y que no espera nada de ella más que compañía.