Mi nombre es Aurora y estoy a punto de entrar a una iglesia a cometer una locura más y la verdad es que esto no es lo peor que he hecho porque se trata de una tontería más para añadir a mi larga lista.
La culpa de que otra vez esté en una situación como esta es solamente de este tipo de ojos azules, ese encantador de serpientes que logró derretir el frío corazón de Aurora, el maldito Evan Bradley, pero bueno, para que comprendas mejor mi historia es necesario que retrocedas un poco en mi vida, justo al día en que cumplí veintiocho años…