La Navidad es sinónimo de esperanza, amor y magia. Esta festividad nos llena de emoción y nos hace sentir como niños de nuevo. Y precisamente esto es lo que Jenny Del y Janis Sandgrouse han querido plasmar en su bonito cuento navideño.
La historia comienza con un concurso que estaba organizando una conocida marca de chocolates. Los participantes debían escribir una carta en la que contaran su mejor experiencia navideña. El ganador recibiría un viaje a París para dos personas.
Lucía, la protagonista de nuestra historia, decidió presentarse al concurso con la historia de cuando era pequeña y recibió como regalo su primer muñeco de nieve. Lucía lo adoraba y pasaba todas las tardes jugando con él. Pero un día, su perro lo destrozó.
Lucía estaba destrozada. Fue entonces cuando su abuela le enseñó a hacer su propio muñeco de nieve. Le ayudó a hacer una bola grande de nieve y una más pequeña para la cabeza. Le dio dos piedras para los ojos y una zanahoria para la nariz. Y por último, la abuela le prestó uno de sus gorros y una bufanda para que su muñeco fuera lo más parecido posible al que tanto quería.
Esa Navidad, Lucía se había despedido de su muñeco de nieve, pero gracias a su abuela había aprendido a hacerlo ella misma. Y esto le había enseñado algo muy importante: que incluso cuando todo parece perdido, siempre hay una forma de seguir adelante.
Lucía envió su carta al concurso y esperó con ilusión el resultado. Pero para su sorpresa, no fue seleccionada. Aunque esto no la desanimó, ella sabía que la magia de la Navidad estaba presente en su vida de alguna otra manera.
Unas semanas después, recibió una llamada de la marca de chocolates. Aunque no había ganado el concurso, la habían seleccionado para probar su nuevo sabor de chocolate de edición limitada.
Lucía aceptó encantada y un día recibió un paquete con varios chocolates de diferentes sabores. Pero lo que no sabía era que estos chocolates iban a cambiar su vida para siempre.
Resulta que uno de los chocolates que le habían enviado era un billete para un viaje a París para dos personas. Lucía no se lo podía creer, ¡había ganado el concurso sin saberlo! Su familia y amigos la felicitaron por este logro.
Finalmente, llegó el día del viaje. Lucía y su mejor amiga se subieron al avión con destino a París. Pero cuando aterrizaron, se dieron cuenta de que habían cogido el vuelo equivocado. En lugar de París, estaban en Londres.
Lucía no sabía qué hacer. Pero en ese momento se dio cuenta de que el destino tenía otros planes para ella. Londres estaba llena de magia navideña y había mucho que descubrir. Así que decidieron quedarse allí y disfrutar de todo lo que la ciudad tenía que ofrecer.
Visitaron mercados navideños, patinaron sobre hielo y se sorprendieron con las preciosas decoraciones que engalanaban cada rincón de la ciudad. En definitiva, Lucía descubrió que la verdadera magia de la Navidad no estaba en París, sino en la aventura que estaba viviendo con su amiga.
Finalmente, el último día, Lucía recibió otra sorpresa. La marca de chocolates había organizado un encuentro con los otros concursantes en una de las chocolaterías más emblemáticas de Londres. ¡Y allí estaba su abuela! Ella había escrito su propia carta al concurso y había sido seleccionada junto a otras personas.
Lucía no podía creerlo, su abuela había viajado desde España para estar con ella en esa chocolatería. Y allí estaban, juntas, disfrutando de la magia de la Navidad una vez más.
Este bonito cuento navideño nos enseña que la magia de la Navidad está presente en cosas simples, como la familia, los amigos y los buenos momentos compartidos. La vida está llena de sorpresas y, en muchas ocasiones, hay que dejarse llevar por el destino y disfrutar del camino. Así que este año, haz que la Navidad brille con tu propia magia y ¡disfruta de todo lo que esta época mágica te ofrece!