Todos tenemos algo en común: vivimos lo bueno, lo malo, lo peor y lo mejor. A todos nos toca luchar para conseguir lo mejor, sin dejar de disfrutar lo bueno; esforzándonos para pasar lo malo y superar lo peor. Porque de lo más bajo puedes subir a lo más alto… o al revés. Y el secreto de una buena vida siempre está en el mismo lugar: en tu cabeza, ¡y en tus manos! No importa si eres futbolista o trabajas en una oficina, porque todos tenemos nuestra historia. Y esta es la mía. Verás que no es ningún cuento de hadas, sino un día a día de esfuerzo, porque hace tiempo que tomé una decisión: disfrutar del presente y trabajar para el futuro, valorando las cosas buenas y a las personas que quiero. Porque para vivir la vida no basta con respirar. Hay que vivir con arte.