Wanda Jackson tiene diecisiete años y es la única de su grupo de amigas que sigue siendo virgen, es más, todavía no ha besado a nadie. Cansada de esperar a Mr Right, Don Perfecto, se instala una app de citas y pasa una loca noche de verano con un apuesto desconocido, despertándose con él al día siguiente, escapando sin despedirse y sin bragas.
Al comenzar su último año de instituto, Wanda tendrá la oportunidad de dar los buenos días que no le dio a su chico-de-una-sola-noche. Se los tendrá que dar durante todo el curso; el primer hombre que hizo que Wanda mojase sus bragas, resulta ser también el primer profesor que le hace sudar la camiseta hasta empaparla, sin haber empezado la clase, ni estar en Educación Física siquiera.
—Buenos días, soy el señor Wright, su profesor de Desarrollo de Aplicaciones informáticas.
Wanda no sabe dónde meterse y él no parece saber dónde la ha metido, porque al pasar lista y mirarla directamente a los ojos no la reconoce… ¿o sí?