Los años han pasado y me he convertido en una vieja, pero no en una anciana común y corriente, sino en una mujer que ha visto a su país, España, luchar por la libertad. En mis tiempos mozos, fui una joven inquieta, con ganas de cambiar el mundo. Al igual que el Capitán Swing, luchaba por mi libertad y la de mis compatriotas. Pero ahora, sentada en mi mecedora, me doy cuenta de que la lucha nunca termina.
El Capitán Swing fue un personaje real, un líder de los llamados “Swing Riots” que se dieron en Inglaterra en 1830. En esta época, los campesinos ingleses, sometidos a la miseria y la explotación, se levantaron contra sus opresores. El Capitán Swing, un líder carismático y astuto, lideró a los campesinos en su lucha por un salario justo y mejores condiciones de vida.
Al igual que el Capitán Swing, yo también he luchado por mis derechos. En la España de los años 60 y 70, los derechos de las mujeres eran escasos y las oportunidades de progreso eran limitadas. Pero luchamos, nos organizamos y conseguimos avances importantes. No fue fácil, hubo momentos de dolor y de miedo, pero la lucha valió la pena.
Recuerdo el día en que me uní a la lucha feminista, fue en una manifestación en Madrid. Al principio, éramos unas pocas mujeres, pero poco a poco se unieron más y más. Juntas, exigíamos la igualdad ante la ley, el derecho al trabajo y a la educación. Los hombres nos miraban con desprecio, pero nosotras seguimos adelante, confiando en que algún día conseguiríamos nuestros objetivos.
Y lo conseguimos. Hoy en día, las mujeres españolas tienen más derechos que nunca. Hemos conseguido la igualdad legal, aunque aún queda mucho por hacer en lo que se refiere a la igualdad real. Pero no podemos olvidar que la lucha nunca termina, que siempre habrá nuevas batallas que luchar.
Al igual que el Capitán Swing, hoy en día hay líderes que luchan por nuestra libertad. En España, en Europa y en el mundo entero, hay mujeres y hombres que luchan por la justicia social, la igualdad de oportunidades y la libertad. Son personas que, como yo, creen que un mundo mejor es posible y que están dispuestas a luchar por él.
En resumen, ser vieja no significa haber dejado de luchar, sino haber acumulado la experiencia necesaria para seguir haciéndolo. El Capitán Swing luchó por la libertad en la Inglaterra del siglo XIX, yo luché por mis derechos en la España del siglo XX y las nuevas generaciones seguirán luchando por un mundo mejor. Como dijo el poeta Antonio Machado, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Y así seguiremos caminando, luchando por nuestros derechos y por un mundo más justo y libre.