Gloria está enamorada de David. De su picardía, de las horas extra a su lado, de salir «a fumar» a modo de excusa, de sus ojos verdes y de su Suzuki ronroneando con ella encima por las calles de Madrid. Pero a pesar de estar enamorado de Gloria, David acompaña a Susana entre las sábanas. Gloria está harta. De eso, y de quererle. Un día a la una de la madrugada y después de que él se aferre al bajo de su pantalón en el pasillo de un frío hospital, decide que lo mejor es alejarse. Aunque no sea lo más sencillo; aunque no sea lo que desean.