¡Viejos del mundo, uníos! Despertad de vuestro letargo, de vuestro conformismo. Venid con nosotros: en el FLAC no aceptamos la muerte. Hemos prohibido la palabra asilo. No admitimos nuestra marginación. Nos negamos a considerarnos excedentes de una sociedad neurótica e idiotizada, en la que cada vez hay menos espacio para nosotros.
No permitiremos los sermones familiares, ni las pensiones ridículas, ni las monsergas del Estado. El combate ha comenzado, y no nos detendremos ante nada. No habrá reducto ni personas sagradas para nosotros. No pretendemos transformar el mundo, ni proponemos otro nuevo; nos basta con dinamitar éste. Después ya se verá.
Venid al FLAC. Cabemos todos, jóvenes y viejos. Cualquiera puede cumplir un papel, ser útil. Tomad a Juana y Miguel, por ejemplo. Las cosas no les van bien entre ellos, pero eso no les impide colaborar. Saben lo importante que es esto. Su matrimonio se está yendo al traste, pero vienen a las reuniones, porque lo primero es lo primero. ¿Y el Mausi? Nunca nos ha importado que no sea más que un chapucero robacadáveres. Aquí puede trabajar cualquier marginado, incluso los de sangre noble, como nuestro benefactor, el marqués de la Roca d´Aubi.
Pero basta de palabrarería. El FLAC es acción. ¡Acción! Ahora estamos preparando algo grande, muy grande. Saldrá en primera página. Los periodistas nos toman por una pandilla de chiflados. Viejos, sí, pero lelos, ni hablar. Ahora se van a enterar.
¡Contra la muerte! ¡Contra la soledad! ¡Contra el mundo! ¡Únete a nosotros!
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