Si hay algo seguro en la vida es que cualquier tiempo pasado fue anterior. Y en este libro, la escritora Nieves Concostrina nos lo recuerda con su habitual perspectiva irónica y personal.
Después del éxito de ventas de su libro anterior, “Pretérito imperfecto”, Concostrina regresa con una narración aguda que da otra vuelta de tuerca a la Historia. Nos muestra tanto la cara como la cruz de los acontecimientos por los que han pasado emperatrices, generales, políticos, estrategas, papas, mujeres y hombres de todo tipo.
En este libro podrás descubrir desde por qué los campechanos a veces salen rana hasta qué tiene que ver Dios en un BOE del siglo XXI.
Borbones en el exilio: juego de trileros
En este capítulo, Concostrina nos traslada al exilio de los Borbones. Una época marcada por el juego de trileros que se estableció entre el abuelo y el padre de Juan Carlos I, por aquel entonces príncipe de España.
La autora nos cuenta que, durante la dictadura franquista, los Borbones vivían a caballo entre Portugal y Suiza esperando a que se produjera una transición política en España que les permitiera volver. Durante esos años, se producían extrañas operaciones financieras con el dinero que Franco les había concedido. El padre de Juan Carlos I incluso llegó a vender parte de las joyas reales para poder mantener su tren de vida.
Pero lo más sorprendente de todo es que esos movimientos financieros fueron realizados desde una cuenta bancaria creada a nombre de un ejemplar de la raza equina “Pura Raza Española”.
El león del Congreso no tiene huevos
Este divertido título hace referencia a una anécdota ocurrida en el Congreso de los Diputados en 1834.
Los diputados habían decidido colocar una estatua de Fernando VII en la entrada del edificio. Pero cuando el escultor escogido para realizar la obra presentó su obra, el diseño no terminó de agradar a los diputados.
La figura del león que aparecía junto al monarca era poco imponente y no hacía honor al rey que querían representar. Así que decidieron que la solución era cambiar la anatomía del león.
Tras una discusión sobre el tamaño de los testículos del animal, se decidió que debían ser aumentados. Pero el escultor se negó a hacerlo, argumentando que eso era algo impropio de una obra de arte.
Finalmente, los diputados encontraron una solución salomónica: pidieron al escultor que hiciese la figura sin testículos y que posteriormente se le añadirían unos enormes a la estatua ya construida. Y así se hizo.
El lumpemproletariado contra Sissi emperatriz
En este capítulo, Concostrina nos lleva a Austria-Hungría en 1898. La emperatriz Isabel, más conocida como Sissi, es atacada por un joven enloquecido que la apuñala en el corazón.
La autora nos cuenta que Sissi no era muy querida por el pueblo, ya que era vista como una mujer frívola que se preocupaba demasiado por su belleza y su aspecto. De hecho, el asesino que la mató pertenecía al “lumpemproletariado”, un estrato social muy bajo y muy desfavorecido, que tenía poco que ver con la emperatriz.
Pero, aunque no fuera muy querida, su muerte conmocionó a toda Europa. Y los medios de comunicación, muy sensacionalistas por aquella época, se hicieron eco de la noticia rápidamente. Incluso se llegó a decir que en el momento de su muerte Sissi llevaba puesto un corsé que le había salvado la vida, algo que resultó ser completamente falso.
La agitada muerte del presidente Azaña
Este capítulo nos traslada a la España de la Guerra Civil. En 1940, el presidente de la Segunda República española, Manuel Azaña, muere en el exilio francés en el pueblo de Montauban.
Concostrina nos cuenta como la noticia de su muerte fue recibida con conmoción y como proliferaron todo tipo de rumores. Algunos decían que había sido asesinado por los “propios suyos” por motivos políticos, otros que había muerto de forma natural a causa de sus problemas de salud.
Pero la verdad es que su cuerpo había sido trasladado desde Montauban hasta el cementerio de Montauban de Luchón en un ataúd con ruedas, que incluso tuvo que ser evacuado a causa de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Hitler, Franco y Pétain, un trío amoroso
En este capítulo, Concostrina nos lleva a un tema mucho más polémico: las relaciones entre Adolf Hitler, Francisco Franco y Philippe Pétain.
Según la autora, los tres líderes mantenían una especie de “trío amoroso” en el que se respetaban mutuamente y se apoyaban en momentos complicados. Es más, Hitler le habría prometido a Franco que seguiría ayudándolo incluso si la guerra fuera mal para Alemania.
Concostrina también nos cuenta como, en una visita de Pétain a España, Franco se negó a salir a recibirlo al aeropuerto alegando que estaba enfermo. Pero el gesto no pasó desapercibido en los medios de comunicación, que se preguntaron si realmente el Franco estaba evitando encontrarse con Pétain, con el que sus relaciones no eran demasiado buenas.
En definitiva, “Cualquier tiempo pasado fue anterior” es un libro entretenido e instructivo que te hará reír, aprender y descubrir curiosidades sobre la historia que, tal vez, no conocías. Y es que, como bien dice Concostrina, cualquier tiempo pasado fue anterior.