Descargar Imperios perdidos – J. B. Priestley

Resumen de “Imperios perdidos”

“Imperios Perdidos”, escrito por J. B. Priestley, es una novela con reminiscencias autobiográficas que nos introduce en el ambiente de las llamadas variedades británicas previas a la Primera Guerra Mundial. La historia es contada en retrospectiva por Richard Harncastle, recordando los días en que, siendo joven, fue absorbido en el universo del espectáculo y la farándula. La trama se despliega entre noviembre de 1913 y agosto de 1914, un período marcado por la calma que precede a la tempestad bélica que cambiaría Europa y el mundo.

El protagonista, Richard, un joven ingenuo e impresionable, se une al mundo del teatro ambulante luego de que su madre fallece y queda al cuidado de su tío Nick, un carismático ilusionista. Viajando junto a la troupe de artistas, Richard se ve expuesto a una vida de azares y experiencias que antes le eran desconocidas. La vida artística se revela ante él con sus luces y sombras, sus noches de éxitos y sus mañanas de fracasos. De ciudad en ciudad, de función en función, Richard va descubriendo los intrincados pasillos que se ocultan tras el telón; desde los entresijos técnicos y la creatividad requerida para montar un espectáculo hasta las relaciones personales y amorosas que florecen en ese espacio cerrado en sí mismo.

Priestley aprovecha el recorrido a través de este microcosmo para dibujar una vívida imagen de la sociedad eduardiana, sus costumbres, su moral y su inevitable condena al olvido. La novela va más allá de ser un simple relato de aprendizaje personal o profesional para Richard, ya que también representa un testimonio de una época y sus valores, en particular esos “imperios perdidos” que incluyen tanto al imperio británico en el umbral de una guerra que desatará su declive como al imperio del mundo del espectáculo que se verá irremediablemente transformado por el avance tecnológico y los cambios sociales.

Sinopsis de “Imperios perdidos”

La acción de “Imperios perdidos” se sitúa en momentos donde la decadencia de ciertas formas de vida y la inocencia anterior a la guerra están a punto de extinguirse. La narrativa sigue a Richard Harncastle, que al quedar huérfano, su vida da un giro inesperado al ingresar en la compañía itinerante de su tío Nick Ollanton, más conocido en el ámbito de las variedades como Nickolas el ilusionista.

La historia transita por las experiencias del joven Richard en este nuevo mundo, su relación con los peculiares artistas, sus amoríos y desamores, en un período donde aún es posible la ilusión y el asombro en una Inglaterra que está por entrar en la oscura realidad de la guerra. Cada capítulo trae a la luz una serie de anécdotas que conforman la vida en las variedades; desde la rigurosa práctica detrás de los trucos de magia hasta el manejo de las delicadas interacciones entre un grupo diverso de artistas como comediantes, músicos, bailarines y cantantes, cada uno con sus ambiciones, sueños y secretos. Richard se enfrenta al desafío de adaptarse, aprender y, finalmente, hallar su vocación a través de la experiencia teatral.

Conforme Richard se adentra más en este ambiente, también explora su emergente sexualidad y los lienzos del amor juvenil. Este crecimiento personal está teñido por la nostalgia de una inocencia que se pierde y un mundo que enfrentará la destrucción y el cambio irreversible. La novela culmina con el estallido de la Primera Guerra Mundial, un acontecimiento que no solo llevará al fin de un estilo de vida, sino que también significará el comienzo de una nueva y dolorosa etapa para todos los personajes involucrados.

Opinión personal sobre “Imperios perdidos”

“Imperios Perdidos” es una obra que rezuma melancolía por un tiempo y una forma de vivir que estaban en vísperas de desaparecer. J. B. Priestley, uno de los escritores británicos más destacados del siglo XX, logra a través de su escritura envolver al lector en esa atmósfera de cambio inminente y transmite la sensación de que estamos presenciando el final de una era. Esta novela puede verse como una puerta al pasado, que nos permite atisbar en las delicadezas y brutalidades de la vida del teatro de principios de siglo en Inglaterra.

El protagonista, Richard, funciona como el arquetipo del joven que se enfrenta a los fuegos de la experiencia que lo moldearán y lo prepararán para el mundo adulto. La relación entre él y su tío Nick proporciona una dinámica interesante: el tío representa al veterano de un mundo que conoce sus mañas y sus peligros, mientras que Richard absorbe cuanta lección puede aprender. Priestley emplea esta interacción, así como la de las demás figuras del espectáculo, para explorar la esencia del entretenimiento, el deseo humano de evadirse de la realidad y cómo se gesta la magia en el escenario, tanto literal como metafóricamente.

También es de destacar cómo Priestley utiliza su novela como un vehículo para la crítica social y la introspección histórica. La ingenuidad de la época y la sencillez de sus costumbres se contraponen a la complejidad emocional y personal de los que viven dentro de la compañía teatral, marcando un contrastante preludio a la devastación que traería la guerra. La resonancia de “Imperios Perdidos” yace en su habilidad para captar no solo el carácter de la época sino también en su exposición de la universalidad del cambio y de la pérdida. Adicionalmente, la reflexión sobre la fugacidad del éxito y la memoria colectiva, encapsulada en la descripción de las variedades, ofrece un comentario sobre cómo recordamos y cómo inevitablemente olvidamos.

En conclusión, “Imperios Perdidos” de J. B. Priestley es una novela intensamente evocativa y emotivamente rica que ofrece más que un simple vistazo al mundo del espectáculo prebélico. Ofrece una narración rica en personajes, detalles históricos y experiencias humanas. La habilidad del autor para entrelazar la alegría y la tragedia, el encanto y la nostalgia, otorga una textura literaria que atrapa al lector y lo transporta a un pasado perdido. Un mundo desvanecido, lleno de color y de encanto anacrónico, cobra así vida en la poderosa evocación de uno de los principales escritores británicos de nuestro siglo.