Descargar La hija – Pauline Delabroy-Allard

Sinopsis de La hija

En “La hija“, la novela escrita por Pauline Delabroy-Allard, se cuenta la historia de una mujer de treinta años embarazada que, tras este importante evento en su vida, se ve impulsada a conseguir su carnet de identidad. Es en este documento donde descubre una serie de nombres desconocidos asociados al suyo: Jeanne, Jérôme e Ysé. Intrigada y sin entender el significado de estos nombres ni la razón por la cual forman parte de su identidad, se ve sumergida en un misterio silenciado por su familia, donde lo íntimo y el pasado son temas tabúes y las preguntas resultan prohibidas.

Motivada por la necesidad de entender su procedencia y después de enfrentar un acontecimiento traumático relacionado con el nacimiento de su hija, Pauline se lanza a una investigación obsesiva para descubrir la historia detrás de los nombres que tanto la desconciertan. Su viaje es un tumultuoso peregrinar emocional y psicológico, cruzando diversas locaciones y períodos históricos, como la Túnez de antaño y el París de la movida homosexual de los años ochenta. A través de su investigación, Pauline no solo desentraña los enigmas familiares sino que además enfrenta una profunda reflexión acerca de su identidad y su existencia.

La búsqueda personal de Pauline se convierte en el hilo conductor de una novela que, más allá de la narrativa, se plantea como una introspección en la forma en que los secretos del pasado y la construcción de la identidad individual se entrelazan. El libro emerge entonces como una obra magnética que atrapa al lector no solo en la historia sino en el proceso introspectivo de sus personajes.

Resumen de La hija

La protagonista de “La hija” se enfrenta a un dilema identitario cuando descubre en su nuevo carnet los nombres de tres personas que son completos extraños para ella y que, por lo visto, guardan una relación con su linaje. El silencio obstinado de su familia sobre su pasado y la prohibición de indagar en los asuntos íntimos marcan el inicio de un viaje introspectivo marcado por la necesidad de comprender su propia historia.

La narrativa se despliega cuando, tras la adversidad que acompaña el nacimiento de su hija, Paulina se sumerge en una búsqueda desesperada por respuestas. La novela maneja dos líneas temporales que se entrecruzan constantemente: el presente de la protagonista, marcado por su maternidad y su crisis existencial, y el pasado, que va tomando forma a medida que desgrana los relatos de sus ancestros. La bisabuela enajenada es una de las figuras centrales que aparece en su indagación, representando el misterio y el dolor que impregnan su legado familiar.

La investigación la conduce por diferentes escenarios, desde la poética de las callejuelas de Susa en Túnez hasta la vibrante y oscura atmósfera del París de los años ochenta. En cada uno de estos lugares, Pauline busca pistas que la acerquen a aquellos tres nombres que aparecen junto al suyo. Se describe cómo el acto de rastrear estos fantasmas del pasado la conduce al borde de la locura, siendo una lucha constante entre encontrar la verdad y mantenerse anclada a la realidad.

La propia experiencia de la autora se manifiesta en la obra, ya que Pauline Delabroy-Allard convierte la narrativa en un reflejo de su visión sobre la literatura. La novela es, por lo tanto, una dualidad entre la historia contada y una reflexión metanarrativa sobre el poder de la escritura para sanar, explorar y definir nuestra comprensión de la realidad.

Opinión personal sobre La hija

Delabroy-Allard, con su novela “La hija“, ofrece una lectura que se convierte en una experiencia visceral para el lector. Manejando una prosa que se desliza con elegancia entre la poesía y la crudeza, la autora consigue que la narrativa fluya con una intensidad que atrapa y, en ocasiones, sobrecoge. La elección del tema central es un acierto en cuanto a cómo resuena emotivamente, pues la búsqueda de identidad es una cuestión universal que puede tener eco en un amplio rango de lectores.

No solo se maneja la búsqueda de la identidad desde un punto individual sino que también se explora la identidad colectiva y familiar, interrogando cómo las historias del pasado moldean, a menudo sin nuestro conocimiento, quiénes somos hoy. La obra logra transportar al lector a los distintos ambientes y épocas de manera vivencial, siendo capaz de trasladar no solo la imagen sino también la atmósfera y las emociones que estos escenarios evocan.

Uno de los triunfos de “La hija” es la capacidad de Delabroy-Allard para convertir una narrativa con un potente componente personal en una reflexión más amplia sobre la literatura y su impacto. La novela se lee no solo como un relato sobre el descubrimiento personal, sino también como una meditación sobre cómo las historias que contamos y las que nos contamos a nosotros mismos forjan nuestra realidad y nuestro entendimiento del ser. Además, el libro no escatima en desplegar una cierta crudeza emocional, lo que le proporciona un grado de autenticidad y profundidad que es de agradecer.

Aunque la estructura narrativa pueda parecer desorientadora a veces, con saltos entre períodos y localidades, este estilo refleja efectivamente la confusión y el desasosiego de la protagonista en su búsqueda. La novela invita al lector a sumergirse en una búsqueda que, aunque personal para la protagonista, sugiere universalidades acerca del conocimiento de uno mismo y la relación ineludible con nuestras raíces e historias familiares.

En conclusión, “La hija” de Pauline Delabroy-Allard es una lectura recomendable que entrelaza magistralmente el dolor, la belleza, la locura y la literatura para ofrecer una historia atrapante sobre la búsqueda de nuestra identidad a través de los fragmentos del pasado. Es una narración que no solo se disfruta, sino que también provoca y cuestiona, dejando al lector sumido en sus propias reflexiones mucho después de haber cerrado el libro.