Jack y yo convivíamos como hermanos desde hacía diez años y los dos, por junto o por separado, así nos considerábamos; pero la realidad era que no teníamos parentesco alguno y el eslabón que nos sostenía a ambos no existía.
Siendo así y considerándolo como era, lo lógico era que yo le dijera a Jack que debía irme de su casa. Organizar mi vida.
No por el afán de ser yo independiente, que ese afán no existía en mí, sino por dejar en plena libertad de acción a una persona a quien quería entrañablemente y a la cual estaba profundamente agradecida.
Por otra parte, al faltar la madre que era una amiga, compañera y consejera. Jack intentaría, y así debía de ser humanamente, buscar esposa.
Descargar Libro Gratis en Directo