En un cementerio aparecen los cuerpos de dos adolescentes y un hallazgo espeluznante conecta las muertes con la ejecución de una familia muy conocida de la localidad. Todo apunta a unos asesinatos por encargo y el inspector Cantos se enfrentará a un caso que hurga en viejas heridas y pretende un ojo por ojo con un objetivo oculto. A medida que nuestro detective tira del hilo desenterrará un pasado que sigue gritando desde su tumba. La entidad del caso, la nueva irrupción de Inés Gimeno y el padre Raurich y la aparición de un viejo amigo de su socio hacen que Cantos se cuestione muchas cosas. Entre ellas, su futuro como policía.