Los dos regresan de su luna de miel después de tener una boda de ensueño. Eric rebalsa de felicidad y ya no imagina estar sin Judith. Sin embargo, su actitud protectora y los celos generarán conflictos. Por otra parte, Judith tiene fascinación por su particular hombre de hielo y siempre tiende a verle el lado positivo a las cosas, aunque más de una vez haya terminado herida. Eric es su vida, le encantan sus juegos eróticos y, cuando él le exprese su deseo de tener un hijo ya la idea no le gusta tanto.