Tras la muerte del padre ausente que conocía, llega la esperanza que creyó perdida. Al heredar una gran herencia y un restaurante famoso de su padre, Marina cree que su vida está resulta. Las facturas de mes, las deudas de su pastelería que tanto adoraba y que quedó quebrada, quedarán al corriente con esa absurda herencia. Sin imaginar que irse a una ciudad distinta y tener un nuevo cargo de jefa, junto al nuevo hombre de ojos negros, irresistible y tentador que su padre impondrá, le hará poner su vida patas arriba, llevándola incluso a dudar del amor que siente por su recién prometido, un chico que lo ha dado todo por ella.