«Así eran las cosas en la selva. Ahí todo se ganaba o se perdía por la fuerza.» En la plantación de café La Portuguesa, situada en la selva de Veracruz, en México, una familia española intenta salir adelante en un ambiente hostil, continuamente asediada por bandidos, guerrilleros, políticos corruptos o por los mismos otomíes, los habitantes originales de la región, que sienten a los de la finca como invasores de sus tierras.