Mientras el comisario Marcos Navarro y el inspector David Sobrá buscan al criminal responsable de la muerte de varios policías, la agente Livia Craciun y el subinspector Víctor Garza comienzan a investigar las muertes de varios ciudadanos con un modus operandi muy particular: los cuerpos aparecen consumidos por dentro por algún tipo de ácido corrosivo.
Livia no está dispuesta a abandonar el caso del Bomberman, como bautizan al criminal que coloca bombas por la ciudad. Aprovecha las noches para coordinarse con la agente de apoyo informático Nuria Carvallo y el capitán Pablo Aguilar.
Los dos casos se van complicando a la vez que se investigan en paralelo, provocando un cóctel peligroso con la impaciencia de los policías, sus ganas de venganza y la notable falta de disciplina de la agente novata.
El comisario dirigirá una operación de seguimiento que terminará en un lugar emblemático de la ciudad, con un final de esos que ya acostumbran en la saga.
Livia no está dispuesta a abandonar el caso del Bomberman, como bautizan al criminal que coloca bombas por la ciudad. Aprovecha las noches para coordinarse con la agente de apoyo informático Nuria Carvallo y el capitán Pablo Aguilar.
Los dos casos se van complicando a la vez que se investigan en paralelo, provocando un cóctel peligroso con la impaciencia de los policías, sus ganas de venganza y la notable falta de disciplina de la agente novata.
El comisario dirigirá una operación de seguimiento que terminará en un lugar emblemático de la ciudad, con un final de esos que ya acostumbran en la saga.