Joaquín Sorolla no solo es uno de los artistas más populares en la historia del arte español, sino que fue un hombre cuya vida apasionante es poco conocida. Él fue requerido por las élites sociales e intelectuales de Europa y América, convirtiéndose en uno de los grandes artistas de su época, triunfando en los salones de París y en la emergente Nueva York.
Vivió en el fascinante mundo de finales del siglo XIX e inicios del XX, experimentando el desarrollo de la modernidad y la llegada de los grandes inventos. Convivió en Madrid durante la Belle Époque, participó en tertulias y trabajó en ellas para inspirarse en sus cuadros. Fue criticado por la generación del 98 debido a su “alegría de vivir”. Pero todo esto pasó, siendo un trabajador incansable, ambicioso y exigente consigo mismo, cuyos mayores deseos eran pintar a todas horas y estar con su familia.
¿Cómo logró Sorolla mantener su amor por su mujer encendido desde la adolescencia? ¿Cómo se forjó su carácter? ¿De dónde provenía su don? ¿Cómo era la España que vio y que plasmó en sus cuadros? César Suárez combina biografía, ensayo y ficción en este libro para mostrar una visión audaz de Joaquín Sorolla y su tiempo. Este recorrido por escenas de la vida del artista podría servir de inspiración para la nuestra.
Joaquín Sorolla, un artista de su tiempo
Joaquín Sorolla, nacido en Valencia en 1863, vivió en una época llena de cambios. El siglo XIX llegaba a su fin y el XX, con todas sus promesas, estaba en pleno florecimiento. La Revolución Industrial había transformado la sociedad, los transportes y la manera de comunicarse. El mundo se estaba preparando para algo grande. Fue entonces cuando apareció Joaquín Sorolla.
Desde una edad temprana, Sorolla demostró su amor por el arte. Pero debido a su situación económica, tuvo que trabajar como lampista para poder mantener a su familia. A pesar de esto, nunca dejó de pintar. En su tiempo libre, pintaba lo que veía en la costa de Valencia. La gente en la playa, los barcos en el puerto y las olas en el mar. Con mucho esfuerzo, Sorolla logró enviar algunas de sus pinturas al Salón de Valencia, donde ganó su primer premio a los 18 años.
Este fue el comienzo de una prolífica carrera artística. A lo largo de su vida, Sorolla pintó una gran cantidad de cuadros. Sus temas favoritos eran la luz y la sombra, la playa y el mar, y la vida cotidiana de España. Sus pinturas fueron muy apreciadas en España y en el extranjero, especialmente en Europa y América. Incluso recibió el encargo de pintar un mural para el Hispalis Hotel en Sevilla.
La vida de Joaquín Sorolla
A pesar de su éxito, la vida de Sorolla no fue fácil. Tenía que luchar constantemente para mantener a su familia y para encontrar tiempo para pintar. Tuvo la suerte de tener una esposa amorosa que lo apoyó en todo momento, Clotilde García del Castillo. Se casaron en 1888 y tuvieron tres hijos: María, Joaquín y Elena.
A lo largo de su vida, Sorolla tuvo que superar muchos obstáculos. En 1909, su mujer tuvo un accidente que casi la dejó ciega. Sorolla estuvo a su lado en todo momento y logró que ella recuperara su visión. Años después, en 1920, Sorolla también sufrió un accidente en el que se rompió una pierna. Este incidente lo afectó enormemente ya que limitó su capacidad de pintar. Sin embargo, Siguió trabajando hasta el final de sus días.
En 1923, Sorolla fue hospitalizado debido a una enfermedad venérea. Murió poco después, el 10 de agosto, a los 60 años. Recibió un funeral de estado en el cementerio de Valencia.
Inspiración para nuestra vida
La vida de Joaquín Sorolla, con su pasión por el arte y su amor inquebrantable por su familia, nos puede inspirar en nuestra propia vida. Aunque puede ser difícil perseguir nuestros sueños, nunca debemos rendirnos en la búsqueda de nuestras verdaderas pasiones. Debemos trabajar duro y seguir adelante, sin importar las dificultades que se presenten en el camino.
Sorolla también nos enseña la importancia de tener un fuerte núcleo familiar. Si bien es importante perseguir nuestros sueños, nunca debemos hacerlo a expensas de nuestras relaciones personales. Al igual que Sorolla, debemos trabajar para mantener nuestros lazos familiares fuertes y amorosos.
Por último, debemos recordar que la vida es una aventura. Como Sorolla, debemos disfrutar cada día, encontrar la belleza en el mundo que nos rodea y buscar la alegría en todo lo que hacemos. Siguiendo estos principios podemos encontrar la inspiración en las vidas de aquellos que han dejado un legado duradero como lo hizo Joaquín Sorolla.