Año 990 d. C., el Imperio Romano de Oriente, Bizancio, se ha convertido en la mayor potencia cristiana de la Edad Media. Manuel Kolastés, un alto oficial retirado del ejército bizantino, recibe la carta que un viejo amigo, el canciller Esteban Dafnopates, le ha escrito poco antes de morir. El contenido de la misiva hará que Manuel rememore una sangrienta intriga en la que ambos se vieron involucrados treinta años antes. De este modo, de la mano de su protagonista, el relato conduce al lector hasta el año 959, en el que Manuel se ve accidentalmente envuelto en la resolución de un crimen que, en principio, no parece ser más que uno de tantos delitos que se cometen en Constantinopla. Pero pronto él y sus amigos descubren que tras el asesinato del copista Nicetas se esconde una oscura trama que tiene por objetivo hacer caer en desgracia a uno de los mejores generales del Imperio, Nicéforo Focas y acabar con sus planes para reconquistar la isla de Creta, en manos de piratas musulmanes desde el siglo IX.