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Resumen de “Historia judía, religión judía” de Israel Shahak
“Historia judía, religión judía” es una obra profunda y controvertida del bioquímico y activista israelí Israel Shahak, que ofrece una visión crítica del judaísmo clásico y su continuidad en el judaísmo contemporáneo, particularmente en el contexto del Estado de Israel. Shahak sostiene que, a lo largo de las eras, ciertos aspectos oscurantistas y discriminativos del judaísmo han influido en políticas intolerantes y exclusivistas tanto históricamente como en la sociedad israelí moderna. Con base en su análisis del Talmud y otras fuentes judías, Shahak busca desentrañar las raíces religiosas que, según su perspectiva, han dado forma a las relaciones de Israel con palestinos, cristianos y otros no judíos, sosteniendo que existe un etnocentrismo y chovinismo inherentes.
Además, Shahak aboga por una comprensión más crítica y menos romantizada de la historia judía, desafiando la noción prevalente en los medios occidentales de la democracia israelí. A través de la obra, documenta y argumenta que el chovinismo judío y el antisemitismo son fenómenos que deben combatirse de manera simultánea, presentando esta lucha como una tarea ética urgente. Shahak apunta a la tradición rabínica y a la influencia del Talmud en la constitución de un pequeño Estado que, desde su punto de vista, está siendo empujado hacia una teocracia exclusivista por el rabinato de extrema derecha en Israel.
Sinopsis de “Historia judía, religión judía”
La obra de Shahak se sumerge en la historia y los textos fundamentales del judaísmo para indagar en las prescripciones y doctrinas que, a su juicio, han promovido actitudes de superioridad y alienación hacia los no judíos. El autor analiza cómo estas prescripciones se reflejan en las políticas internas y externas de Israel, particularmente en su trato hacia los palestinos y otras minorías. Shahak es escrupuloso al estudiar pasajes del Talmud y otros textos halájicos, buscando demarcar la influencia del pensamiento rabínico en el comportamiento social y político de Israel.
Según Shahak, la historia judía incluye ejemplos de fanatismo religioso y etnocentrismo que no sólo han persistido en el tiempo sino que también encuentran nuevas formas de expresión en el sionismo moderno y la política de Israel. Ilustra cómo conceptos del judaísmo clásico, como la distinción entre la pureza del ‘pueblo elegido’ y la impureza de los gentiles, han sido incorporados de alguna manera en el tejido social y legal de Israel, afectando no sólo a los árabes y otros no judíos sino también a las relaciones entre los propios judíos de diferentes trasfondos étnicos y religiosos.
Shahak no evita la crítica abierta contra figuras de la política israelí y líderes religiosos, responsabilizándolos de perpetuar estos legados discriminatorios en lugar de avanzar hacia una sociedad más inclusiva y democrática. Además, señala una contradicción en la situación de los judíos como minoría históricamente oprimida y la postura de ciertas corrientes del judaísmo que promueven una exclusividad que puede llevar a la opresión de otras minorías.
Opinión personal sobre “Historia judía, religión judía”
Desde la perspectiva de un lector crítico, “Historia judía, religión judía” puede ser visto como una obra valiente que pone sobre la mesa aspectos poco discutidos del judaísmo y su impacto en la política contemporánea de Israel. Shahak, al destacar estos temas controversiales, se alinea con pensadores que abogan por una revisión honesta de las tradiciones religiosas y su relevancia en el presente. La profundidad de su erudición histórica es impresionante, y su capacidad de argumentación denota un fuerte compromiso con la honestidad intelectual y ética. Además, Shahak se arriesga al confrontar tabúes dentro de su propia sociedad, lo que denota un gran coraje personal.
Sin embargo, su enfoque puede también ser interpretado como unilateral y potencialmente sesgado, puesto que se centra en los aspectos negativos del pensamiento y la práctica judía dejando de lado la riqueza y diversidad del judaísmo a lo largo de la historia. Algunos podrían argumentar que Shahak adopta una postura excesivamente crítica que no considera adecuadamente el contexto histórico y cultural en el que se desarrollaron las enseñanzas judías, ni las variadas interpretaciones progresistas y humanistas que han surgido dentro de la tradición judía.
En términos de estilo, el tono del libro es académico pero accesible, dirigido tanto a eruditos como a laicos interesados en la historia y política de Israel. Shahak logra transmitir conceptos complejos con claridad, y su estilo analítico y directo hace que su premisa sea convincente, independientemente de que el lector esté de acuerdo con sus conclusiones.
Finalmente, la obra de Shahak podría servir como un llamado a la reflexión sobre cómo las religiones, en su interpretación y práctica, influyen en la formación de políticas y actitudes hacia los otros. Si bien su enfoque específico está en el judaísmo y en la sociedad israelí, los temas que aborda tienen una relevancia más amplia que puede aplicarse a otras creencias y contextos culturales. Esto demuestra que “Historia judía, religión judía” es más que un análisis crítico de una tradición; es un recordatorio del poder que tienen las creencias y las estructuras de pensamiento en la conformación de nuestras realidades sociales y políticas. Con todo, la obra de Shahak sigue siendo un aporte significativo al debate público y académico sobre la relación entre religión, historia y política.