Noviembre de 1959. Italia acaba de salir de las penurias de la posguerra y vive una época de auge económico. Los vehículos braman, la gente corre y se precipita, de golpe brotan luces, prenden los carteles luminosos de los bares, de los cines, de las discotecas… Construcciones recientes, rascacielos, suburbios, imágenes que hacía tiempo se habían quedado sin vida se ponen ahora en movimiento. Medianoche de Fin de Año. Los teddy boys de la periferia milanesa buscan sensaciones extremas. El lapso de tiempo que nos separa del término fatal se aproxima a cero. En los bares se bebe whisky y champagne. La extensión viril de los jóvenes es la motocicleta. Y el amor no se conquista; se roba en la calle. Inédito hasta ahora, Nebulosa es el guión que fue utilizado solo parcialmente por los directores que lo encargaron. Asumida su pérdida durante años, no fue hasta 1995 cuando reapareció en los archivos de la revista italiana Filmcritica. Está considerado la pieza que cierra el ciclo sobre la juventud iniciado con dos novelas: Chicos del arroyo y Una vida violenta. Negra, encolerizada y febril, Nebulosa nos devuelve la imagen de un apasionado intelectual que denunció con mucha antelación todos los males de la sociedad contemporánea.