Esta antología propone un recorrido por la narrativa de Víctor Català a través de once cuentos que abarcan medio siglo de escritura, y termina en el lugar donde todo empezó: La infanticida, monólogo dramático en verso, que no se interpretó en público hasta 1967, un año después de la muerte de Caterina Albert y un año antes de la Revolución de Mayo del 68. El cuento que da título a esta antología, «La púa de rastrillo», redime siglos de violencia masculina sobre la mujer. Su protagonista es una joven a la que han intentado violar: la púa de un viejo rastrillo se convierte en arma de autodefensa contra el agresor.