Corre el año 1997 cuando Rebeca Marín, hija de un militar de rango, decide presentarse a las pruebas de acceso de la Policía Nacional, contraviniendo los deseos de su madre. Tras superar el proceso selectivo, y pasar nueve meses en la escuela de Ávila, su primer destino es Barcelona.
En unos días, un inspector con mala fama entre el resto de compañeros, aparece asesinado de un solo tiro en la cabeza. Las primeras investigaciones arrojan que quizá el asesino es otro policía, porque la bala coincide con el arma reglamentaria. Esa noche, Rebeca se percata de que le han robado su pistola. Una llamada anónima le ofrece un trato: recuperar su arma a cambio de algo que ella tendrá que hacer. Si no acepta, la podrían acusar del crimen.