YO, EL ASESINO URIBE, DIEGO

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Desde temprana edad, Diego Uribe desarrolló un extraño interés por la muerte. Sus sentimientos eran de odio hacia los demás y hacia sí mismo. Este sentimiento estaba tan arraigado en su ser, que no había espacio en él para sentir... Leer más

Desde temprana edad, Diego Uribe desarrolló un extraño interés por la muerte. Sus sentimientos eran de odio hacia los demás y hacia sí mismo. Este sentimiento estaba tan arraigado en su ser, que no había espacio en él para sentir amor, compasión, ternura, moralidad, o dignidad. De hecho, encontraba placer en lastimar a otros seres vivos y animales que eran más débiles que él. Y a menudo, se preguntaba a sí mismo, ¿por qué no puedo matar si todo el mundo morirá eventualmente?

La fascinación de Diego Uribe por la muerte llegó a su punto de quiebre cuando decidió convertirse en un asesino. Y así comenzó su carrera delictiva. Pudo matar por primera vez a los 19 años, y desde entonces, se convirtió en un asesino serial. A pesar de su odioso comportamiento y sus crímenes atroces, Uribe no sentía remordimiento ni arrepentimiento, sino satisfacción y placer.

Los inicios de su obsesión

Diego Uribe creció en un hogar disfuncional. Sus padres constantemente peleaban y se separaron cuando él tenía sólo ocho años. Posteriormente, Uribe fue a vivir con su madre y su hermana menor, pero su madre tenía problemas de adicción y pocas habilidades de crianza. Con poca supervisión parental, Diego comenzó a participar en peleas callejeras, lo que le dio la oportunidad de liberar sus frustraciones.

Pero esto pronto no fue suficiente. Diego quería más y comenzó a lastimar a cualquier ser vivo que encontrara. A menudo tomaba animales en la calle y los ahorcaba, los golpeaba, los quemaba o los ahogaba. En su mente, esto le daba una sensación de poder y le permitía ser el que controlaba la situación. A medida que sus “hazañas” se volvieron más sádicas, Diego comenzó a experimentar una excitación sexual en el proceso. Su fascinación por la muerte se intensificó y su necesidad de matar se convirtió en una obsesión.

Su carrera delictiva

Diego Uribe comenzó su carrera criminal en 2010, cuando mató a su primera víctima a puñaladas. A partir de ahí, mató a cinco personas más en el transcurso de varios años. Los medios de comunicación comenzaron a llamarlo “El asesino de la maceta”, ya que utilizaba una maceta para golpear a sus víctimas en la cabeza antes de postrarlas y apuñalarlas.

La comunidad y las autoridades locales estaban en alerta ante la serie de asesinatos, por lo que la policía comenzó una investigación en la que finalmente se encontraron pruebas suficientes para acusarlo y arrestarlo. Durante el juicio, Diego Uribe se mostró orgulloso de sus crímenes y habló abiertamente sobre su fascinación por la muerte y su desprecio por la vida humana. Finalmente, fue declarado culpable y sentenciado a cadena perpetua.

La naturaleza de su psicopatía

Diego Uribe fue diagnosticado con trastorno de personalidad antisocial, una condición caracterizada por la falta de empatía, la manipulación y la violación de los derechos de los demás. Esto también está asociado a la psicopatía, una condición en la que las personas muestran un desprecio por las normas sociales y las leyes, así como una falta de remordimiento y culpa por sus acciones.

La fascinación de Diego por la muerte y su falta de empatía por las víctimas se describen bien en estos términos. Además, su comportamiento sádico, la falta de remordimiento y su orgullo por sus crímenes son características comunes de los psicópatas y las personas con trastorno antisocial de la personalidad.

Conclusión

La historia de Diego Uribe es una de las muchas que nos muestra los peligros de la psicopatía. Si bien los casos de asesinos en serie fascinan a mucha gente, es importante recordar que detrás de ellos hay personas que han sufrido y han perdido la vida, y que estos criminales no deben ser glorificados.

La investigación psicológica de este tipo de comportamiento puede ayudarnos a entender mejor las causas y los efectos de la violencia. La educación y la prevención también son vitales en la lucha contra los delitos y la detección temprana de trastornos mentales y de personalidad.


Raquel es licenciada en Periodismo en la UCM. Desde pequeña, ha sido una ávida lectora y siempre ha disfrutado de sumergirse en mundos imaginarios a través de las páginas de un libro. Además, le encanta explorar nuevos lugares y culturas, y ha tenido la oportunidad de viajar a varios países en diferentes continentes. Actualmente, trabaja como redactora web y sigue descubriendo nuevos libros y lugares fascinantes.